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Las rupturas

 

-I-

 

Arena en los zapatos

un triste olor a sal

 

el sol omnipotente

los anteojos desaparecidos que no encuentro

la valija en la puerta

fragmentos de amor por el piso.

Recuerdo que una vez vi otoñar en El Pinar.

 

-II-

 

Nada más que un añico en el suelo

un vestigio insignificante

sin horizonte

aplastado en la bidimensionalidad.

Una mota intrascendente de polvo cósmico

succionada por la aspiradora universal.

Incapaz de volar y transmutarse en miles de colorículas

que rediman su condición.

 

-III-

 

Como un "buque suicidante" a la deriva.

Escoria de la fundición del tiempo.

 

Sólo eso en mi epitafio.

 

-IV-

 

Los suicidas tienen un lugar dónde suicidarse.

En mi vacío no hay lugar para el descanso.

No es posible detenerse. 

Huyo del instante en que me completaste

de esa gran mentira

de la cas embrujada 

que fue mi hogar de engaños.

El sitio dónde se tortura a la esperanza

y el amor se derrite en el reloj de arena.

Clepsidra vanidosa de soledad.

 

-V-

 

Son las tres de la mañana en la ciudad de los lamentos.

Una rubia vieja pasea triste a su perro,

únicos peatones de la avenida.

La noche ya no consuela

y la luna se aburre de ver tanta miseria.

Tal vez sea tiempo

de llamar a las cosas por su nombre secreto.

Isabel Gallo

Otoñarme

 

Otoñarme desde dentro

como un cáncer terminal

ennegrecido y prepotente.

La muerte es mi obsesión

 

el lugar de los recuerdos

anclado a los momentos más negros.

Tu figura escuálida

que fuera luz y cielo de mis desvelos

parte hacia aquel campo baldío

que nos aguarda con fosas profundas para cobijarnos.

 

Seremos espectros, almas en pena

devorando el olvido.

Abonaremos esta tierra perdida

como gusanos iluminados             

por tu sonrisa feroz en el firmamento.

 

(Para Bernardo)

 

Afuera está feo. Llueve

y el alma también se pone a llover

para no quebrarse por el exceso.

 

Otra vez vamos juntos por la pendiente

en círculos infinitos.

Creo que lo fingimos,

pero el sol está esperándonos

alrededor de dios.

Si lo escuchas

te dirá la verdad de las mañanas

cuando el viento galopa los pastos

y las aguas no terminan.

Estamos empapados bajo la luna

y algo por dentro

nos llama a morir.

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