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Walter Biurrun

Invasión de espejismos

 

Cuando mejor iba el domingo
con sol tallarines y fútbol
encontré en un resquicio de la mente
una prueba de nuestra inexistencia
cuando me disponía a mirar el atardecer sobre 
el Río de la Plata tomado de la mano 
a mi imperdible pasado
a punto de encender el porro
me cayó el rayo de la conciencia
en la conciencia
no lo dudé: arrojé todo por la borda
crucé la avenida de la rambla
con los brazos abiertos y el corazón sangrando
indiferente a las amenazas de los automóviles
que se acercaban
y grité grité grité
en la orilla sobre la playa Ramírez
que el ocaso está perdiendo credibilidad
que ya no me la creo
que la marcha natural de las cosas
es una reverenda porquería
y que la poesía la bendita poesía
está debajo de la piel o no está.

Respiración totalmente gratuita


Presentaré mis venas abiertas
en algún momento del transcurso
de la jornada
solamente para alardear de valentía

 

no deseo respirar sin necesidad
porque los territorios se pueblan 
de proezas para obtener 
el halago que desconoces
pero que deseas
increíblemente

Tomaré mis pocas camisas
dos zapatos unos pantalones de la época del circo
y todas las palabras que haya conquistado
con mis susurros de vagabundo

Ahora detengo mis manos un rato
y miro hacia el inexplicable futuro:
hacia él voy sin misericordia por mis culpas 
sin cantimplora y con unas pocas aspirinas
por las dudas

Ahora sacudo la piel usada
y vuelvo a colocarme lo que queda
porque siempre me alivia

Ahora decido hurgar para siempre
en los pasadizos de mi alma
porque en sus paredes hay mensajes
que quiero descifrar 
y en sus mesas hay sopas humeantes

Ahora preparo el equipaje ficticio
y lo guardo en el baúl de mi auto invisible
saludo a los árboles que pasan indiferentes
y lanzo la peor carcajada que pueda.

 

Reseña del mar interior

 

Esta madrugada sin murciélagos
y con mi amor en el séptimo sueño
y yo con un poco de vino en el vaso
despierto a las musas que descansan
su aburrido cansancio

 

Construyo este poema con sus ganas
de someterme a su indescriptible poder
y con sus bailes invisibles 
entre los pliegues de mis palabras

Éste es mi mar interior de jueves
con sus pantalones casuales
y la barba desprovista de geometría
y las gotitas de la madrugada
que caen como segundos imprevistos

Ésta es mi felicidad inverosímil
porque es tan real como ese ropero
que forma parte del hogar de la pieza
y tan real como las ganas que tengo
de acompañar tu silencio ahora amor
y abrazarte con mis olas.

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